domingo, 31 de octubre de 2010

American Vampire, de Scott Snyder, Stephen King y Rafael Albuquerque

El que probablemente sea uno de los bombazos del mes, por el nombre de Stephen King que acompaña la portada, ya está en nuestras tiendas. Los que sigan la carrera del terrorífico escritor y estén al tanto de las noticias y novedades del mundillo del cómic, sabrán que este no es el primer escarceo de King en el mundo del noveno arte. Otras adaptaciones de sus trabajos, como las de su saga de la Torre Oscura, o sus aportaciones en diversos prólogos de famosos cómics de Batman así lo atestiguan. Pero nos encontramos ante la que quizás sea su primer trabajo directo para cómic.

American Vampire es la enésima revisión moderna del mundo vampírico, y como tal está sujeta a múltiples comparaciones y a la crítica de los puristas del vampirismo clásico, pero para mí tiene indiscutibles puntos fuertes. Por un lado, se no se localiza en nuestros días, sino que se sitúa lo suficientemente en el pasado como para mantener ese factor de "otro tiempo" que tan bien sientan a los vampiros. La historia se sitúa justamente en el cambio del siglo XIX al XX, cuando aún había forajidos, y la modernidad estaba llegando a las ciudades, y a la vez unos años después con el auge de Hollywood, contando dos historias paralelas con puntos en común. Mientras King narra a modo de flashback los orígenes de Skinner Sweet, Scott Snyder cuenta cómo se las gastan los vampiros en Hollywood, y la situación de Sweet en esos días. Ambas tramas tienen gancho y ritmo, y te invitan a obviar la otra para continuar leyendo sólo una de las historias al final debido a sus buenas situaciones finales de "continuará".

Sobre el vampirismo que veremos en estas historias, tal y como plantea el espíritu de la serie, está bastante alejado del vampirismo clásico. No veremos ataúdes (al menos no para dormir), ni hipnosis, ni transformaciones en niebla, ni cosas semejantes. Lo que se quiere plasmar aquí es un salto, una evolución de los vampiros hacia una situación de poder (identificándolos con banqueros y productores cinematográficos) más que de simples monstruos. El aspecto que no me ha gustado sobre este aspecto ha sido el de la manía de crear un "nuevo tipo de vampiro", que creo innecesaria para la trama que se podía haber solucionado de otra forma, pero esto no desmerece para nada el resultado final.

El trabajo de Rafael Albuquerque es sobresaliente. No se queda atrás respecto a la historia, y contribuye a conseguir que ambas historias se diferencien perfectamente en el tiempo con una correcta ambientación de las mismas. Su trabajo de claroscuros es también muy bueno, algo imprescindible en este tipo de historias, y añade las dosis justas de gore y puntos macabros como para que la serie no llegue a ser pura casquería. Sus portadas son capaces de evocar ambas tramas y aportan uniformidad a la serie. Rafael Albuquerque, un nombre a seguir.

Sobre la edición, está claro que el formato cartoné lo ha marcado el nombre de Stephen King, y dado que a partir del siguiente número, desaparece su aportación, no se qué tipo de planteamiento hará después Planeta. Está claro que elija el que elija tendrá detractores y apoyos por partes iguales, aunque es bien sabido que a los que critican mal se les escucha mucho más. En cualquier caso, para los seguidores de Stephen King, decir que se puede comprar este tomo y no volver a la serie sin que quede ningún tema argumental en el aire, y sin tener que continuar forzosamente la serie.

Pero centrándonos en la edición actual, yo diría que es perfecta. Cuidada al máximo, incluyendo las portadas alternativas (Jim Lee, Bernie Wrightson,...), textos adicionales, bocetos e introducción y prólogo de ambos guionistas. Y sobre todo, sin las erratas o planetadas que han venido acompañando a las ediciones de la editorial en los últimos tiempos. Es un punto a tener en cuenta que cuando se quiere se puede.

martes, 26 de octubre de 2010

Demo, Brian Wood / Becky Cloonan

Muchas son las veces que comienzo las reseñas hablando de expectativas, y es que estas en la gran mayoría de las ocasiones son las que determinan la satisfacción final que tenemos de los productos que consumimos. En este caso yo de Demo esperaba otra cosa diferente. No se donde habría leído, o de donde había sacado que sería algo parecido a la serie televisiva de Héroes pero más intimista a lo Wood, pero el caso es que no tiene absolutamente nada que ver.

Para empezar el enfoque pueden ser jóvenes con poderes, aunque en algunas historias no tan obvios como en los cómics de superhéroes habituales, pero no tiene ningún tipo de continuidad, ni son historias entrelazadas, ni nada por el estilo. Son 12 historias independientes muy intimistas, que incluyen algún tipo de poder o capacidad diferente por parte de sus protagonistas, aunque en algunos casos el poder no sea lo importante de la historia.

La pérdida de la pareja o de un ser querido, el rechazo de la sociedad, la soledad de la pubertad, la lucha contra la sociedad, pueden ser alguno de los temas tratados en este tomo. Y la verdad es que creo que en tomo es la mejor forma de disfrutar de esta historia, porque a pesar de lo inconexas de las historias, y que algunas son mejores que otras, conforman un todo muy sólido.

Mención aparte merece el apartado gráfico de Becky Cloonan, que consigue con esta obra toda mi atención, con un despliegue de virtudes impresionante, tanto en el amplio abanico de recursos narrativos en la maquetación de página, como en los diversos estilos que utiliza en cada una de las historias. Realmente un trabajo de 10.

Este tomo, constituye el tercer trabajo de Wood que leo (también reseñé la primera entrega de DMZ) y por ahora lleva un pleno.

lunes, 25 de octubre de 2010

Al fin: Walking dead

La expectación no podía ser más intensa. No podían haber más ojos del mundo del cómic encima de una producción televisiva que con la historia de Robert Kirkman sobre nuestros amigos los zombies. Y por supuesto, no podíamos tener más ganas de verla.

Todo estaba justificado. La expectación, la atención, las ganas,... los motivos eran más que conocidos. Un argumento cautivador, una temática de las que arrastran oleadas de fans, una producción ambiciosa, nombres como Frank Darabont involucrados en el proyecto y realizando comentarios muy positivos. Sólo faltaba que el resultado estuviera a la altura.

La historia es sobradamente conocida por los aficionados al cómic (el hospital, la muerta y la bici,...), y desde el principio reconocemos la historia de Rick Grimes (Andrew Lincoln), pero también desde el principio se reconoce la mano de Darabont (para bien) y el hecho de que el cómic y la televisión son dos medio diferentes, y esto una adaptación. El ritmo es mucho menos frenético que en el cómic, más pausado, y con una angustiosa ambientación cuidada al detalle, y los cambios en el guión también, aunque el argumento sigue ahí, y las nuevas situaciones a las que Rick deberá enfrentarse. Son cambios que proporcionan, sobre todo otro ritmo a la historia (más lento) y más vistosidad para la televisión.

Aún es pronto para decir que la serie será un éxito, eso lo determinará la opinión de los que no somos aficionados al cómic, pero para los que sí lo somos creo que al menos cumple con las expectativas puestas en ella.

¡Estoy deseando ver el segundo capítulo!

martes, 5 de octubre de 2010

El Devorador de Historias, Fabrice Lebeault

Para mí una de las mejores lecturas de este año, aunque se publicara en agosto del año pasado. Alertado por un compañero de trabajo (gracias, Raúl), me acerqué a esta historia un tanto escéptico aunque interesado, con la ventaja de no tener ninguna idea preconcebida y dispuesto a sufrir una decepción o disfrutar de una excelente lectura. Afortunadamente ha sido lo segundo. Incluso ha soportado una relectura sin encontrar grieta alguna en su historia o dibujo.

El Devorador de Historias narra la idem de un autor que se encuentra atormentado por un personaje de ficción que sólo él puede ver y que le insta continuamente a que le conteste, con lo que los demás poco a poco le van dejando de lado como a un loco, y va perdiendo trabajo, novia y amigos,... hasta que finalmente un día cede a los deseos de su interlocutor fantasma, y ahí comienza la aventura del protagonista.

El dibujo sencillo y estilizado no tiene tampoco ningún pero. Mezcla realidad y fantasía, paisaje urbano y de campo, naturaleza y tecnología, sin ningún rubor ni bajada de calidad. Lo importante aquí son los personajes, el desespero del protagonista por librarse de su parlante amigo intangible y este mismo.

Además, por si la historia no fuera cautivadora e interesante, el final está a la altura, y la edición se completa con la historia novelada que el autor mostró al editor para que este la aceptara.

Redondo. Ojalá se vean más obras del autor por aquí.