miércoles, 3 de noviembre de 2010

Yo, Vampiro

Mi intento por completar mi colección de obras de Risso, y mi atracción por la producción argentina, me llevó a esta historia de un niño inmortal y a su guerra personal con la sacerdotisa amante de su padre, con la que comparte la vida eterna.

Trillo y Risso reconstruyen el mito vampírico, quedándose con lo que les interesa: la inmortalidad, la superioridad física, el hambre insaciable,... y descartando otros: cruces, ajo, e incluso el sol, que transforman en salvador y creador, en lugar de destructor de estos curiosos "vampiros". Por ese lado, la verdad es que me decepcionó bastante, porque aunque me gustan las modernas adaptaciones vampíricas, tanto cambio hacen que ni siquiera calificara esta historia como de vampiros.

Sin embargo, la historia que plantea Carlos Trillo - a lo largo de 4 tomos en la última edición de Norma - gira en torno a una persecución a lo largo de siglos, la pena por no poder conseguir un descanso eterno y, muy acertadamente, en la pena del niño eterno que jamás podrá crecer, haciendo que sea fácil de seguir y de empatizar con sus protagonistas.

El dibujo de Eduardo Risso en esta época ya está plenamente maduro, y es el que conocemos en la actualidad con obras como Batman o 100 Balas, con una narrativa extremadamente cinematográfica, dominio magistral del claroscuro y mujeres de una sensualidad morbosa para tan pocos trazos. Este es sin duda uno de los trabajos esenciales de Risso y que no debería faltar en ninguna tebeoteca de sus fans.



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