miércoles, 17 de junio de 2009

Batman Barcelona: El Caballero del Dragón

Lo que podría haber marcado un hito en la historia de mi personaje favorito del mundo de los superhéroes, queda en un intento de campaña de publicidad que, fuera del mundo de los cómics, se ha visto repleta de desinformación, contradicciones y, en general, un fiel reflejo de lo que ha resultado Batman Barcelona como cómic... mucho ruido y pocas nueces. Eso sí, no se puede negar que ha sido un completo éxito. Agotado desde sus primeros días, ya se encuentra fácilmente en ebay al doble de su económico precio original.

El guión de Mark Waid se mueve entre lo absurdo y lo forzado, con una tremenda naturalidad y fluidez. Se pasa de Arkham a la casa Batlló sin complejos y sin necesidad de mucha explicación. El control mental de Croc por El Espantapájaros y el Sombrerero Loco (ambos triviales en el desarrollo de la historia), una serie de asesinatos en la ciudad condal y la leyenda de San Jorge y el Dragón (muy sutil Croc), bastan como excusa para desplazar a nuestro protagonista a Barcelona. Por cierto, que tanto la mención de la leyenda en el cómic, como su conocimiento por Bruce Wayne, quedan tan forzados como la omisión de la mención de España como país destino del viaje del millonario superhéroe más famoso del mundo. Yo personalmente hubiera visto más creíble que Batman hubiera tenido que investigar sobre la leyenda, transmitiendo además ese conocimiento a través del cómic, pero ya deberíamos estar acostumbrados a las patadas a la cultura foránea por parte de los guionistas americanos (inolvidables esas fallas semanasanteras, ¿verdad?). Por lo demás, la trama no llega siquiera poderse resumir en más que un combate de Croc y Batman en la fachada de la Sagrada Familia, en un encuentro que yo me atrevería a decir que muy cercano (argumental y metafóricamente) al mismo combate sobre los tejados de Arkham Assylum en la homónima obra de Morrison y McKean, que en menos páginas sí que convierten este encuentro en algo digno de leyenda.

Diego Olmos, en la parte que le toca, hace un buen trabajo de integración de la historia en su obligado contexto, con una estética próxima al portadista de la obra, Jim Lee, aunque sin la marca de fábrica del mismo (las típicas líneas que usa el autor para la creación de volúmenes). Ante la profusión de detalles arquitectónicos de la ciudad, se echan en muchos casos en falta los fondos en viñetas de acción, solucionados con un socorrido coloreado plano. El repaso arquitectónico está muy bien, pero hacen destacar aún más estas ausencias. Me pregunto en algunos tramos del dibujo si no se realizaron los fondos primero y se pusieron encima después estos personajes. Supongo que no fue así, y que es debido al coloreado en diferentes planos lo que da esa sensación, pero la verdad es que es lo que parece. Con todo y con eso, algunas de las poses splash de Batman, y la forma en que le aplica sombras me han gustado mucho más que su versión de Croc, personaje que, por otro lado, poco más puede aportar más allá de personificar el saco de boxeo de turno.

En definitiva, creo que el resultado final es digno de formar parte de la colección principal del personaje como uno de esos números de relleno que se acaban saltando en los recopilatorios, pero que no ha llenado las posibles expectativas (si alguien las tuvo alguna vez) que despertaba el acontecimiento y el formato. Un aplauso a la iniciativa, al formato y al esfuerzo editorial, pero lamentablemente todo quedará en una anécdota en la larga historia del personaje, sólo "imprescindible" para los coleccionistas y completistas del personaje y/o autores.



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