Gødland: ¡Hola Cósmico!

Un agradable soplo de aire ¿fresco? en el panorama comiquero actual de la mano de Casey y Kirb-... digo, Scioli.

Gødland, nos cuenta la historia del astronauta Adam Archer, que en una misión a marte conseguirá asombrosos poderes y en su retorno a la tierra se encontrará con que su mundo ha cambiado para siempre. Una historia con la épica de la época de Kirby y con un Tom Scioli mimético que adopta todos los amaneramientos del maestro (os inflaréis de ver Kirby-dots), y que nos lleva a aquellos tiempos sin ningún tipo de complejo cuando se trata de escenas de acción y ciencia-ficción aunque me parece que le falta (o más bien le sobra) algo cuando se trata de escenas más cotidianas. (Ver ejemplos en la página de Saturno Ediciones)

En cuanto al trabajo de Casey, diré que casi ocurre como con el dibujo; aunque se transmite todo lo que había en las historias kirbyanas, de viajes espaciales, seres extraños (un diez para el villano de la pecera) y villanos con fortalezas secretas, el hecho es que el desarrollo de la historia es más actual de lo que yo mismo esperaba. Lo que en aquella época hubiera ocurrido en apenas un par de páginas, en esta esperamos varios números para que concluya, claro que son tiempos distintos y el origen de un superhéroe ya no se puede contar en una página... pero tampoco veo normal que toda la historia se centre en el personaje principal durante los 2 primeros números y que sus hermanas (principales secundarios además de los propios villanos) sean personajes prácticamente planos hasta el arranque de los últimos números. Por otro lado se introducen herramientas de desarrollo del personaje ya sobradamente conocidas por los lectores habituales de comics, como son la del superhéroe odiado por la gente a la que protege, el edificio tecnológico, el contacto con el gobierno o el héroe frustrado con problemas que no entiende sus poderes del todo... Casey se vuelve en esta serie una máquina de clichés, aunque esos villanos que se han sacado de la manga me ha encantado...

En definitiva un ejercicio de nostalgia supina bien ejecutado.

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